Por desgracia, no recuerdo exactamente como me lo decía, pero me gustaría haber guardado en una caja todos los momentos de mi vida pasados a su lado. Porque muchas cosas las empiezo a entender ahora, porque deseo que ningún momento se vaya disipando con el tiempo a la vez que el polvo acaba escondiendo mis recuerdos, porque sé que hay muchas cosas que he olvidado, aunque estoy segura de que hay muchas que jamás olvidaré.
La mejor persona que me ha contado cuentos, la mejor paella, macarrones, miles de horas de cartas, juegos de mesa, y probablemente una de las personas que me ha querido más, y a la que puedo decir que más he querido. A los ojos de cualquiera probablemente suena infantil, incluso egoísta y superficial, pero cuando eres pequeño no hay cosas más importantes que esas.
Ya he entendido la cuestión del pelo en la cara, y no se trata de pelo ni de cara, sino de personas. Las personas buenas lo son sin más, no necesitan tapar con su pelo lo que no quieren que los demás vean, porque sencillamente no hay nada que ocultar. Lo dan todo, lo ofrecen todo, no piden nada a cambio, ni siquiera lo esperan, sencillamente son felices con ello, dándoles y ofreciendo todo lo que tienen a los demás, y aunque no les digas nada, se pueden pasar horas enteras mirándote y sencillamente sonriendo. Así era ella. Una bella flor, como todas las del balcón en el que he pasado incontables horas de mi vida. Una flor por dentro, "con el pelo hacia atrás".
Hace ya más de un año y medio del día en el que lo soñé, me desperté pensándolo y lloré desconsoladamente, sin saber que pocas horas después de aquel 26 de Junio, una llamada me haría odiar al mundo, odiar al tiempo, odiar a Dios, odiar a los sueños que me habían hecho pensar en algo tan horrible, y darme cuenta de que nada, absolutamente nada, por mucho que creas que es imposible que desaparezca, dura para siempre. Aún cuando es una de las bases de tu vida. Ese momento en el que sabes que tu mundo se acaba de hacer pedazos, y probablemente nunca se termine de restaurar. Puede que los escépticos penséis que es imposible, cómo pude despertarme muchísimas horas antes de lo que pasó pensando "¿Cómo me sentiría si dejase de <<existir>>?", pero es así. Dos personas se unen por un pequeño hilo de energía, amor, en este caso, era tan profundo, que resultó que unió dos almas, y aquel día, una parte de la mía se rompió.
Me han dicho mil veces que en algún momento al acordarme de ella sonreiré, pero no sé cuando pasará eso. Desde luego, hoy he dado probablemente el paso más importante desde entonces, aunque para escribir todo lo que he escrito haya necesitado más fuerza interior de la que probablemente tengo, y más de una lágrima haya caído por mi mejilla, estoy absolutamente segura de que ella en un momento como este, a pesar de todo, estaría orgullosa de su nieta.
Porque aquel día las flores del jardín se secaron, no porque no tuviese nadie que las regara y tratara con todo el amor del mundo, sino porque el mundo no sería lo mismo sin su amor.
Hoy he tenido un día en el que inevitablemente me he acordado de mi infancia, por motivos que desconozco, pero lo he hecho. Desde ver una película de dibujos animados, hasta acordarme de "Agualuna", aquella historia infantil que leí en el colegio, que marcó fue antes y un después en mi vida e hizo que adorase la lectura. Probablemente, mi momento nostálgico sea por culpa de que al fin hoy, soy totalmente consciente de nuevo de que odio el tiempo, de que odio lo rápido que pasa, y la manera tan sumamente violenta que tiene de arrancarle al ser humano todo lo que tiene. Me he dado cuenta de que me da miedo, e inevitablemente me he acordado de ella, que era la persona más valiente que he conocido, y no le tenía miedo.
Quiero ser como la persona más especial de mi vida.
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